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Similitudes de la crisis asiática de 1997 con la actualidad – Jim Rickards

(OroyFinanzas.com) – El estallido de la crisis financiera asiática comenzó en Tailandia, en julio de 1997, con la devaluación de la moneda tailandesa, el baht, que hasta entonces estaba ligada al dólar estadounidense. Hasta ese momento, el comercio internacional iba viento en popa. EE.UU. y otros inversores globales utilizaban el carry trade (pedir prestados dólares para invertir en otra moneda con mejores tipos) invirtiendo en el baht tailandés aprovechando la paridad del baht con el dólar. Pero, de repente, los inversores decidieron retirarse de Tailandia. Y cuando el banco central de Tailandia se quedó sin reservas en dólares, en julio, rompió la paridad entre las dos divisas y devaluó la moneda tailandesa.

Una vez que el baht tailandés se devaluó, los inversores perdieron la confianza en todos los mercados emergentes y comenzaron a exigir su dinero de vuelta. El contagio se extendió rápidamente a Malasia, donde su moneda, el ringgit, fue atacada. Pero en Malasia, encabezada por su primer ministro, Mahathir Mohamad, se adoptó un enfoque diferente al de Tailandia. En lugar de depender exclusivamente de la devaluación de la moneda se impusieron también controles de capital [1]. Mahathir no estaba dispuesto a ver las reservas de divisas de Malasia esquilmadas por los intereses financieros occidentales. Así que declaró un bloqueo del sistema y la imposibilidad de los inversores de recuperar su dinero. El dinero se quedaría en Malasia.

La reunión semestral del Fondo Monetario Internacional (FMI) [2] que tuvo lugar, poco tiempo después, en septiembre 1997 no debe pasar desapercibida porque, de hecho, fue memorable. Fue el escenario donde Mahathir pronunció un discurso que levantó ampollas, en el seno de la institución monetaria internacional. “Sé que me arriesgo al sugerirlo, pero digo que el comercio de divisas es innecesario, improductivo e inmoral y debe detenerse. Debería ser ilegal. No necesitamos el comercio de divisas. Tenemos que comprar dinero sólo para financiar el comercio real”.

Y Mahathir fue más allá con sus denuncias. “Muchas personas importantes que ejercen un gran control sobre el dinero parece que quieran ver a los países del sudeste asiático y, en particular a Malasia, dejar de progresar y que no ocupen el lugar que merecen en el ámbito internacional”. Mahathir estaba culpando a los especuladores y a los fondos de cobertura, junto con sus grandes apoyos bancarios, como responsables de los problemas que aquejan a Malasia. Y sintiéndose directamente aludido, George Soros no tardó mucho en contestar. “Mahathir sugirió prohibir el comercio de divisas. Una idea tan inadecuada que no merece siquiera consideración. Interferir con la convertibilidad del capital, en un momento como este, es una receta para el desastre”. El especulador financiero no dudaba en afirmar que “el Dr. Mahathir es una amenaza para su propio país”.

Naciones soberanas vs Wall Street durante la crisis financiera en Asia

Robert Rubin, secretario del Tesoro estadounidense, se encontraba atrapado entre el malestar de las naciones soberanas, representadas por Mahathir, y la indignación de Wall Street, liderada por Soros. A pesar de tratar de buscar una postura diplomática, el mensaje del funcionario fue claro. Los controles de capital impuestos por Mahathir no eran aceptables para Washington, en la forma en que el sistema monetario internacional debe funcionar.

El pánico que se había iniciado en Tailandia y se extendió a Malasia pronto engulle Indonesia y Corea del Sur a finales de 1997 y principios de 1998 se producen sangrientos disturbios en las calles en ambos países. El presidente Suharto de Indonesia fue obligado a renunciar después de 30 años de gobierno. En agosto de 1998, el contagio se extiende a Rusia, que devaluó su moneda y dejó de pagar su deuda interna y externa. Esto desencadenó un pánico mundial. A finales de septiembre, todos los mercados globales estaban al borde del colapso. Un año después de la crisis regional desencadenada en Asia, existía un riesgo potencial de incendiar todo el mundo financiero.

Sería reconfortante escribir que el mundo aprendió la lección de 1998 y que una crisis similar no puede volver a suceder. Pero nada podría estar más lejos de la realidad. De hecho, el mundo está repitiendo los mismos errores pero a escala notablemente mayor.

La FED está preparando el escenario para subir los tipos de interés. [3] De materializarse la medida, el dólar se fortalecerá aún más y podría causar una huida de capital de los mercados emergentes. De tener lugar, la presión sobre las divisas de estos países será enorme y podría dar lugar a una serie de incumplimientos masivos de los préstamos corporativos firmados en dólares. Y parece que la FED es tan ajeno a este peligro como lo fue en 1997.

La posibilidad de un contagio es una posibilidad que ni la FED ni la mayoría de los participantes en el mercado contemplan. Pero al igual que en 1997, la crisis no sucederá de la noche al día, se extenderá poco a poco por todo el mundo. Los síntomas del contagio están ahí y al final “los pollos irán a dormir a la casa de los EE.UU., como siempre lo hacen refugiados en el dólar”.

Fuente: TheDailyCoin [4] por Jim Rickards

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