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Los tipos de interés negativos, visto por las gestoras internacionales

(OroyFinanzas.com) – Expertos internacionales vaticinan que el fenómeno de los tipos negativos de interés en los bonos europeos continuará, provocando una huida del dinero hacia la deuda estadounidense. El nuevo escenario de pagar por prestar dinero también desconcierta a los actores.

“¿Tipos a diez años negativos? ¡Tengo que pagar por prestarte dinero durante diez años!” Este pensamiento de Ken Leech, director de inversiones de Western Asset, resume perfectamente cómo se sienten muchos de los actores en la actualidad. “Confieso que, a pesar de la gran cantidad de tiempo que llevo como profesional en el mundo de la renta fija [1], realmente no entiendo los tipos de interés negativos. En realidad, solía creer que el 0 era el suelo de los tipos. Estoy seguro de que un día mis nietos me preguntarán cómo pude no comprender que el cero era más bien un techo para los tipos de interés”, resume irónicamente.

¿Qué puede llevar a un inversor a seguir comprando deuda, asumiendo un riesgo en la compra, y además pagar al emisor de la misma por prestar dinero? [2] Desde PIMCO, el mayor tenedor de deuda privada del mundo, el economista Daniel Lacalle explicaba hace unos días la situación como “el reflejo de la percepción de que el riesgo es muy bajo”. Los demandantes de estos bonos, que se conforman con recibir el 99,8% de lo prestado, “no quieren asumir el riesgo de una volatilidad superior a la que otros activos de riesgo” puedan experimentar.

También se hace esa misma pregunta Russ Koesterich, estratega jefe de BlackRock, quien además recuerda que esta tendencia se está extendiendo incluso a algunas emisiones corporativas (como ya se ha visto con Nestlé). Koesterich argumenta las razones que pueden llevar a los inversores a seguir comprando deuda. En primer lugar, “los tipos negativos pueden tener sentido si esperas una caída significativa de los precios. Bajo la deflación [3], los rendimientos reales (o ajustados a la inflación [4]) podrían ser positivos incluso si los tipos nominales son negativos”. Para el experto de BlackRock, el otro argumento es que “incluso las rentabilidades puedan volverse más negativas, lo que permite un potencial beneficio para aquellos que quieran vender antes de llegar al vencimiento”. Para Koesterich este escenario es más que posible, dado el programa de compras de 60.000 millones de euros mensuales del BCE. [5]

Por tanto, “dado el flojo crecimiento de Europa y la baja inflación y el hecho de que el QE europeo [6] continuará durante al menos otros 18 meses”, ¿qué sentido adquiere un escenario de tipos negativos para los inversores? El experto apunta tres implicaciones. La primera de ellas, en coincidencia con Ken Leech, se traducirá en tipos más bajos de los bonos estadounidenses debido a los flujos de capital procedentes de inversores de otras partes del mundo.

La segunda razón va de la mano de la divisa. “Los atractivos tipos estadounidenses, y los flujos de capital que le acompañan, son una razón por la que el dólar está, aunque no en máximos, sí con una subida del 8% en lo que va de año”. Finalmente, la tercera razón viene de la comparación con la bolsa europea: “Soy cauto con las estrategias de generación de rentas en EE.UU, pero en un entorno de tipos negativos, los valores que generan rentas en Europa proveen de una cobertura natural. Además, las valoraciones son menos ajustadas”.

Un efecto inadvertido del QE del BCE sobre los tipos

Desde Amundi hacen hincapié en otro efecto de las políticas incluidas en el QE del BCE que, a su vez, puede alimentar los tipos negativos de la deuda europea. “La última decisión de septiembre contribuyó a desencadenar una caída inmediata de la rentabilidad de los bonos soberanos a corto plazo hacia territorio negativo. Durante los últimos meses, esta caída se trasladó desde las duraciones más cortas (2 ó 3 años) a las intermedias”, observan desde la gestora francesa.

¿Y qué papel juegan los bancos europeos en este entorno? “La fragmentación financiera entre los países de la eurozona se ha reducido durante los últimos años, pero todavía siguen presentes desequilibrios relevantes entre los países del núcleo duro, por un lado, y los de la periferia por el otro”, indican desde Amundi. Además aportan adicionalmente algunos datos. El pasado diciembre, Alemania poseía un superávit de 461.000 millones de euros, Holanda de 19.000 millones y Finlandia, de 15.000 millones, mientras que España presentó un déficit de 190.000 millones e Italia otro de 209.000 millones, por no hablar de los 139.000 millones de deuda acumulada por Portugal, Irlanda y Grecia. Si se estudia el dinero que han depositado los bancos de estos países en la “ventanilla” del BCE, se puede observar que los alemanes contaban con 90.000 millones rindiendo a un -0,2%, mientras que los bancos de Italia, España, Bélgica, Austria y Finlandia tenían entre 10.000 y 15.000 millones.

“Los bancos que pertenecen a los países del núcleo duro todavía tienen depositados 130.000 millones de euros en el BCE, mientras que los de la periferia sólo tienen 35.000 entre todos. Los tipos negativos contribuyeron a una caída gradual del exceso de liquidez pero al mismo tiempo abrieron la puerta para que los tipos de los bonos soberanos cayeran por debajo del cero”, concluyen.

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