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Jim Rickards: ¿Por qué a nadie le conviene la salida de Grecia del euro “Grexit”?

(OroyFinanzas.com) – Para James Rickards el desenlace del drama griego nunca será la salida de Grecia de la zona euro porque el “Grexit” no es sólo es una cuestión económica, sino también política. El drama griego se desarrollará de la misma forma que en los pasados 5 años. Con más problemas añadidos a los actuales. Podremos asistir a incumplimientos en el pago de bonos, nacionalizaciones y otros importantes trastornos para la sociedad pero todo esto no significa que Grecia deba abandonar el euro.

Y existe una voluntad política para mantener a Grecia dentro del euro. Por una parte, si nos fijamos en las encuestas publicadas, pueblo griego está abrumadoramente a favor del euro a pesar de que también reflejan un rechazo generalizado a las políticas de austeridad que tiene asociado.

Por otro lado, Alemania quiere que Grecia permanezca en la moneda común del euro. Y no sólo los alemanes. Desde EE.UU. también se aboga por llegar a un acuerdo que asegure la permanencia griega en la zona euro por razones geopolíticas.

Si recapitulamos un poco en toda esta historia recordaremos que desde el default parcial de hace algunos años, los griegos han estado recibiendo rescates de algo que ahora se llama las “Instituciones” –antes conocida como Troika- y que están compuestas por el Banco Central Europeo (BCE), la propia Unión Europea (UE) -que opera a través de entidades especiales a tal propósito- y el Fondo Monetario Internacional (FMI). [1]

Estos préstamos estaban sujetos al cumplimiento de algunas condiciones. Un mecanismo que obligó a Grecia a establecer nuevos acuerdos políticos y económicos. Y temporales, porque en función del cumplimiento de los acuerdos se iban liberando nuevos tramos de los préstamos, a su vez, condicionados a nuevas reformas. Y este es el punto en el que ahora nos encontramos porque el nuevo gobierno de Syriza ya no está de acuerdo con las condiciones impuestas por las “Instituciones” :”No estamos de acuerdo con las condiciones. Son demasiado duras. Estamos recortando las pensiones, reduciendo el gasto público. Nos estamos quedando con un superávit primario. El desempleo es superior al 25 por ciento. Todo esto no funciona y no vamos a conseguir el crecimiento prometido. Así que queremos romper el acuerdo y empezar de nuevo. No decimos que no queremos llegar a un acuerdo, estamos diciendo que queremos nuevos términos y condiciones “.

Enfrentamiento entre la Troika y Grecia sobre el Grexit

Así que por un lado, la UE y las “Instituciones” – antigua Troika – insisten en que no van a dar a Grecia más dinero a menos que cumplan ciertas condiciones. Y los griegos responden necesitan dinero pero no con esas condiciones y que quieren un nuevo acuerdo. Y el reloj no se detiene y Grecia tiene que afrontar grandes pagos e intereses adeudados con un dinero que no tiene.

No hay precedente para la salida del euro de un país miembro. Pero para el caso griego ya se ha adoptado una expresión: “Grexit”. Los analistas especulan con la posibilidad de que los helenos volvieran a su antigua moneda, el dracma. En un supuesto así, los griegos podrían imprimir tantos dracmas como quisieran y pagar con la refundada moneda una deuda nominada en euros.

Sin embargo, esto es poco probable y sólo hay que adelantarse al actual escenario un par de jugadas. Algunos analistas afirman “que Grecia abandone el euro no es gran cosa.” Es cierto que Grecia no es una gran parte de la economía mundial y dejar de contabilizar el PIB griego apenas tendría impacto en la economía mundial pero ese no es el problema. Lo preocupante sería el efecto contagio que se produciría y que, como fichas de dominó, cayese una economía detrás de otra.

Precedentes bancarios en la pasada crisis de Bear Stearns y Lehman Brothers

Si recordamos la anterior crisis, JPMorgan rescató a Bear Stearns en marzo de 2008 y el comentario generalizado era que la crisis ha terminado. Entonces Fannie and Freddie fue rescatada en julio de 2008, y también volvimos a escuchar que la crisis ha terminado.

La crisis no había terminado. Y que habría más fichas de dominó por caer. Así que como esperaba, Lehman Brothers fue el siguiente, y luego AIG. Y de ahí al crack bursátil de mazo de 2009, donde los inversores perdieron entre el 30 y el 50% de su patrimonio neto.

De vuelta al tema griego y su efecto contagio, las siguientes fichas en caer serían las de España, Italia, Portugal, Irlanda… Y de ahí al resto de la zona euro porque es una cuestión de confianza. Y en este sentido, los propios mercados podrían tomar la decisión por estos países. Los inversores podrían pensar que con el precedente griego, algo insólito, se abre una nueva situación inédita. Y que si Grecia ha sido el primero, nada indica que no pueda haber un segundo. Esta nueva incertidumbre repercutiría en los bonos de otros países, que necesitarían de un interés mayor para poder colocarlos en los mercados, afectando negativamente el déficit del país. Un círculo que se auto alimenta. Una pérdida de confianza en el euro, elevaría los costes de financiación, y sería terreno abonado para generarse un efecto contagio.

Los líderes europeos son conscientes de esto y es la motivación que les guía para que ambas partes lleguen a un acuerdo. Por su parte, las autoridades griegas deben de conocer los riesgos asociados a una salida del euro y retorno al dracma. El más evidente sería la de la hiperinflación [2]. En su discurso frente las Instituciones remarcan lo injusto de castigar a los pensionistas con la rebaja de sus pensiones, pero no es mayor castigo que enfrentarlos a cobrar sus pensiones en una moneda en estado hiperinflacionista.

Así que asistimos a una especie de teoría de juegos, de los que el ministro de economía griego, Yannis Varoufakis, es gran aficionado. En este caso nos enfrentamos al dilema del prisionero.

Grecia quiere jugar duro, pero sabe que si deja el euro es un desastre. Europa sabe que también será un desastre si se expulsa a Grecia fuera del euro. Ni los europeos se preocupan por los griegos, ni estos por aquellos. Cada uno vela por sus intereses y este es el motivo de las negociaciones se tengan que prolongar.

En opinión de Rickards todavía puede haber seis meses o un año antes de adoptarse medidas drásticas y que en el corto plazo deberíamos ver un acuerdo entre ambas partes. Y que estos se estarán gestando en reuniones discretas mucho más violentas que las que recogen los medios de comunicación. Cualquier cosa antes que afrontar las consecuencias de un “Grexit”.

Fuente: DailyReckoning [3]

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