(OroyFinanzas.com) – Hay numerosas razones para argumentar que los tipos de interés negativos no son la panacea a la recuperación económica y que su uso generalizado podría desembocar en un futuro económico incierto a nivel mundial. El debate sobre los tipos negativos de interés no es nuevo. De hecho, también se ha argumentado que unos tipos de interés negativos, aplicados a la deuda pública, podrían generar el mayor impago en la historia del mundo. Y no sólo eso, en marzo de este año, el Bank for International Settlements- BIS (Banco Internacional de Pagos de Basilea) alertaba sobre la posibilidad de que estas políticas de tipos negativos pudieran llegar a desencadenar disturbios sociales.
En la primera parte de este análisis expusimos 5 motivos o características de los tipos negativos. A continuación expondremos los otros 5 argumentos.
- Los tipos de interés negativos fomentan las burbujas de activos
Cualquier persona con dinero, y con esta nueva política monetaria extendida en el tiempo, se dará cuenta de la necesidad de gastar su dinero o invertir en otros activos. Los más pudientes diversificarán en bienes raíces y productos de lujo, elevando el precio de estos activos y aumentando el valor neto de los mismos. Unas prácticas que son el caldo de cultivo perfecto para el crecimiento e incubación de nuevas burbujas.
- Los tipos de interés negativos generan desigualdad en la distribución de la riqueza
El aumento de los precios en bienes raíces, acciones y otros activos crea desigualdad en la distribución de la riqueza porque el segmento más rico de la población se queda con la mayor parte de estos activos. Los tipos negativos son sólo beneficiosos para los que sepan sacar provecho de ellos. Los principales beneficiarios serán los que tengan acceso al crédito, es decir, aquellos que ya tienen importantes activos e ingresos, que podrán esgrimir para acceder al crédito y, así, comprar más activos. Los menos pudientes verán cómo sus esfuerzos por ahorrar no son recompensados y les resultará complicado acumular capital suficiente para acceder a bienes raíces u otros activos importantes o incluso iniciar un negocio.
En el mercado inmobiliario, al subir los precios de las casas también se creará una disparidad de riqueza entre los propietarios y no propietarios. Los propietarios de viviendas tendrán mayores ventajas que sus inquilinos. Los propietarios podrían disfrutar del acceso a los tipos negativos, en forma de préstamos con garantía hipotecaria, y se benefician de la deducción de los intereses hipotecarios. Los inquilinos no.
- Los tipos de interés negativos son inflacionarios
La Reserva Federal-Fed (el Banco Central de EE.UU.) y otros bancos centrales están obsesionados con generar inflación de precios, en el convencimiento de que por sí solo así se estimula el crecimiento. El objetivo de los tipos negativos es aumentar el crédito para estimular un mayor gasto. Pero como hemos visto, con tipos cercanos a cero o negativos, el aumento del gasto es en la compra de acciones y bienes raíces por parte de los más ricos. Esta subida de precios afecta a las cosas que consumen la mayor parte de las familias con presupuestos bajos y medios – como el transporte (con el precios de los automóviles disparado) y el costo de la vivienda (casa y de alquiler más caro)-. La inflación creada por los tipos de interés artificialmente bajos y negativos beneficia a los ricos que tienen acciones y bienes raíces y castiga a los pobres, que no pueden pagar los precios inmobiliarios más altos y, además, pagan más por el alquiler.
- Los tipos de interés negativos desalientan las inversiones en bienes de equipo y trabajo y desincentiva la Investigación y Desarrollo
Muchas empresas vieron en los tipos de interés, artificialmente bajos, la oportunidad para la recompra de sus propias acciones y reducir el inventario de las mismas en el mercado. De esta forma, lograron una revalorización de la acción. En lugar de invertir en nuevos equipos de capital que podrían mejorar los beneficios a largo plazo de sus empresas, se apostó por un mejor retorno de la inversión a corto plazo en forma de precios más altos por acción. Una buena inversión para los accionistas y la dirección de la compañía, que suelen ser también propietarios. Los tipos artificialmente bajos animan a las empresas a utilizar el dinero obtenido a recomprar sus propias acciones, en lugar de invertir en sus negocios. Esto explica en parte por qué la economía mostró un crecimiento limitado mientras el mercado de valores se elevó a niveles récord.
Para reducir aún más los gastos y aumentar los beneficios y los precios de las acciones, las empresas recurren al despido de sus trabajadores. También pueden reducir presupuestos en investigación y desarrollo. Esta situación se contrapone al escenario que ofrecen los tipos altos de interés. Las empresas entonces invierten en bienes de capital y mano de obra para obtener una ventaja competitiva sobre sus rivales comerciales. Si las empresas, sin embargo, buscan un mayor y más inmediato retorno de la inversión -en forma de precios de las acciones más altas-, la contratación de nuevos empleados o las inversiones en investigación y desarrollo se verán afectadas en el futuro. Los tipos negativos asegurarán la tendencia de preferir la recompra de acciones como inversión pero, a más largo plazo, las empresas que no invierten en bienes de capital de trabajo e investigación y desarrollo sufrirán la desventaja competitiva respecto a sus rivales.
- Los tipos de interés negativos inducen a malas inversiones por culpa de señales falsas
Cuando las inversiones se realizan durante un período de tipos de interés artificialmente bajos, a menudo, son malas inversiones porque los inversionistas perciben que la economía va bien y es el momento de realizar inversiones o compras. Sin embargo, sin esta situación planificada siempre será el ahorro el que proporcione el capital para inversiones productivas auto-sostenibles. Cuando no se fomenta el ahorro, el capital se desvía de las inversiones productivas –que suelen otorgar retornos a largo plazo- para instalarse en activos especulativos con la promesa de grandes rendimientos a corto.
La Reserva Federal y otros bancos centrales, han impulsado tipos bajos de interés porque la economía no acaba de arrancar. Los tipos bajos animan a empresarios y consumidores a acceder a un dinero del que de otra forma sería complicado disponer para gastar o invertir. Unos tipos negativos ahondarían este comportamiento y las malas inversiones. Para los economistas de la escuela austriaca, los tipos artificialmente bajos presentan una realidad diferente al empresario, para realizar unas inversiones que de otro modo no haría. Y siempre en el convencimiento de que esta situación –que te paguen por endeudarte- se mantendrá el tiempo necesario para que sus proyectos e inversiones se hagan realidad.
Los tipos de interés negativos están diseñados para recorrer todavía más camino, generar una burbuja más grande y dar aliento y alargar la vida de las economías que han sido impulsadas de forma artificial.
¿Cómo terminará esta economía de los los tipos de interés negativos?
La intervención en la economía genera más intervención. Se asemeja al adicto a operaciones estéticas que sucesivamente necesita un corte más profundo para retocar los efectos de la última operación. Y así continúa hasta que un exceso de intervenciones le ha deformado el rostro. De forma similar, de instalarse y generalizarse una política de tipos negativos de interés habrá muchas consecuencias no deseadas.
Todos los esquemas diseñados para intervenir y manipular se acaban tambaleando ante la abrumadora fuerza natural del mercado y los tipos bajos y negativos no serán una excepción. Con el tiempo, el mercado exigirá tipos más altos por el riesgo de otorgar crédito a bancos inestables y estados sobre endeudados. Durante los primeros compases, los tipos negativos estimularán el aumento de las acciones y bienes raíces induciendo a la gente a pensar que la economía se recupera. Se sucederán las inversiones y el sector inmobiliario y los mercados de valores subirán hasta generarse burbujas.
Sin embargo, cuando los tipos recuperen su senda alcista, los beneficios por estas inversiones especulativas no rentables desaparecerán. El precio de las acciones de las empresas se derrumbará, pudiendo llevar a la quiebra a más de alguna, aumentando el consiguiente desempleo. Por otro lado, los consumidores vigilarán sus gastos y el pago de las facturas y letras se priorizará sobre la compra de bienes o servicios. Aquel que ya no posea ahorros lo pasará peor. Las ruinas, quiebras, e insolvencias se manifestarán con mucha fuerza.
Fuente: Smaulgld
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