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¿Qué puede aprender una empresa Bitcoin de la extraña historia de Visa?

(OroyFinanzas.com) – Cuando se hizo público que el fundador de Visa, Dee Hock, se unió al consejo asesor de la startup Bitcoin Xapo [1], Tommy Nicholas publicó un interesante análisis en Shekel Magazine al respecto titulado Odd bedfellows: what a Bitcoin company can learn from the strange history of VISA” del que a continuación reproducimos la traducción.

Al principio me resultó muy extraño, ya que en el fondo, la existencia misma de Bitcoin parece ser una reacción a las deficiencias de Visa. Visa representa todo lo que los fanáticos de Bitcoin odian: las tasas, la centralización, un diseño arcaico, y más. Parece que la red Visa está diseñado para que los bancos ganen más dinero mediante el cobro de altas tasas para las empresas que no tienen más remedio que aceptarlas. Bitcoin, por el contrario, está diseñado para capacitar a las personas a usar su dinero sin intermediarios, sin comisiones, y sin que ninguna autoridad central se ponga en el camino. Entonces, ¿qué interés podría tener el fundador de Visa en Bitcoin, y lo que es más importante, que interés podría tener Bitcoin en él? Resulta que la historia de Dee Hock y Visa es más complicada (por no hablar de extraña) que la que la narrativa dominante podría sugerir. De hecho, Visa es, sin duda, el mejor ejemplo en la historia de los negocios en la utilización de la característica más vital de Bitcoin: la descentralización.

Visa, por diseño, no quiere que sepas lo que hacen

Hay una gran probabilidad de que tengas en este mismo momento una tarjeta con el logotipo de Visa en el bolsillo. Más de 100 millones de americanos la tienen. Pero, ¿sabes realmente lo que hace Visa? Tu tarjeta de débito tiene el logo de Visa, pero fue su banco la que le dió la tarjeta y el que se encarga de su dinero. Tu tarjeta de crédito tiene el logo de Visa pero alguien como Capital One es el que está emitiendo el crédito. Así que… ¿dónde encaja Visa? ¿mueve dinero Visa? ¿Fabrica las tarjetas de plástico? ¿Construye las terminales por las que pasa su tarjeta para comprar cosas? ¿Qué hace Visa y por qué no lo sabemos?

Pues resulta que Visa no hace ninguna de esas cosas. Visa no hace tarjetas, no vende tarjetas, no emite crédito, no mueve dinero, no construye ni vende terminales de pago, ni cualquier cosa que generalmente se asocian con las transacciones con tarjeta. De hecho, si lees la descripción de Visa de cómo funciona un pago ves que explican las “cuatro partes de una transacción de Visa”, y Visa no aparece en ninguna de ellas. Resulta que el hecho de que ni tú ni ninguno de tus conocidos sepa lo que Visa hace realmente se debe a su diseño. Visa no quiere que la gente sepa lo que hacen, sino que solo quieren que la gente sepa lo que permiten.

En lo que en realidad consiste Visa es en la red que envía mensajes de pago en todo el mundo. En segundo lugar (pero críticamente), también garantiza que cada transacción que se aprueba se asentará, lo que significa que el banco emisor del crédito (“Banco Emisor”) pagará el banco del comercio (“Banco Adquisidor”) el importe de la transacción. Eso es todo. Una red de bits y una garantía de que los bancos no se defraudarán. En un mundo donde los bits son una mercancía, es difícil de entender cómo tener una pequeña cantidad de riesgo y la creación de un protocolo de mensajería podría resultar en un mercado de 167.000 millones de dólares. Eso es porque el valor no está en nada de lo que realmente hace Visa, sino que está en lo que Visa no hace. La razón por la que Visa es tan valiosa se basa en lo que Dee Hock comenzó alrededor de 1970 con la creación de una red descentralizada en la que miles de bancos y empresas individuales compiten y cooperan en casi perfecta armonía para hacer que el movimiento de dinero mundial e instantáneo sea una realidad.

La expansión de las tarjetas de crédito y el nacimiento de Visa

Visa comenzó como BankAmericard en 1958, como una tarjeta de crédito de uso general del Bank of America. No era la primera tarjeta de crédito de uso general, sin embargo fue la primera en ser distribuida masivamente a través de correo directo como tarjetas totalmente aprobadas y funcionales (Ese “Usted ha sido aprobado!” que recibe en el correo). Fue un gran avance en una industria que había tenido que esforzarse mucho para lograr la adopción de los consumidores. También fue un desastre. El lanzamiento de la tarjeta causó unas pérdidas a Bank of America de 160 millones de dólares. ¡Sin embargo, siguiendo la moda típica bancaria, de no permitir que el diseño de un mal producto y una desastrosa campaña de marketing eliminaran un producto que podría aumentar la exposición a la deuda de los consumidores! Echaron al ejecutivo encargado del programa y apostaron por emitir más tarjetas y la planificación de la expansión tanto en Estados Unidos como internacional. BankAmericard incluso llegó a convirtirse en algo rentable, y el futuro parecía prometedor. Sin embargo, en 1966 un grupo de bancos de la competencia creó una nueva marca de tarjeta de crédito llamada “Master Charge”.

Bank of America, básicamente, perdía su negocio.

Los siguientes años fueron caóticos. Acertadamente se han descrito como una “orgía de tarjetas de crédito”, una carrera para emitir mal crédito al consumo que no podría ser igualada durante otros 40 años. Bank of America rápidamente comenzó a licenciar sus tarjetas a cualquier banco que las emitía y tanto Master Charge como BankAmericard comenzaron a emitir tarjetas pre-aprobadas a cualquier lista de correo existente (incluyendo listas con niños y mascotas). Como era de esperar, ofrecer una línea de crédito completamente al azar a las personas (y perros) no era la forma ideal para cultivar un producto bancario serio. Los socios de BankAmericard se estaban poniendo nerviosos, y lo que era peor – todos eran competidores y todos necesitaba algo diferente del programa de tarjetas. Para hacer frente a las preocupaciones, los bancos asociados se reunieron en 1968 para analizar qué hacer. Tampoco iba esto por buen camino, hasta que habló el director de un banco asociado en Seattle. Su nombre era Dee Hock, y tenía un plan.

Hock sugirió que los bancos crearan un comité para resolver los problemas que estaban teniendo de forma sistemática y permanente. Los bancos estuvieron de acuerdo, crearon la comisión y designaron a Hock como presidente. Dos años más tarde, el comité presentaría un plan radical que no sólo era plausible, a la solución de los problemas que BankAmericard estaba teniendo, sino que también había alcanzado el consenso y ofrecía a cada banco asociado la seguridad de que resolvería su problema específico. ¿El plan? Convertir BankAmericard en una nueva empresa llamada “National BankAmericard Inc” (más tarde rebautizada como a “Visa”). Esta empresa sería completamente autónoma y desarrollaría estándares y protocolos para sus tarjetas que todos los bancos miembros tendrían que cumplir. Cómo los bancos vendían, emitían, pusieran la marca, distribuían o gestionaban sus tarjetas sería cuestión de ellos, pero cómo las tarjetas eran técnicamente se respetaría.

Visa tenía una autoridad centralizada pero una estructura descentralizada

Mientras que la red todavía sería administrada por una autoridad central, esta estructura sería lo suficiente descentralizada como para obtener dos de los principales beneficios de la descentralización. En primer lugar, la nueva red se hizo con el desarrollo de las funciones principales de la tarjeta quitándoselo a Bank of America, ofreciendo a todos los bancos la seguridad de que los estándares se desarrollarán sólo bajo el interés superior de la red. Como Visa era propiedad conjunta de todos los bancos asociados y extremadamente limitada en funciones, Visa se centraría solo en hacer que los pagos funcionasen, ganando clientes a nivel nacional y aumentando el interés comercial, y construyendo confianza en la marca Visa. Ningún interés de un banco podría triunfar sobre otro, porque la nueva empresa sólo tendrían éxito si todo el sistema tenía éxito.

En segundo lugar, la visión de Dee Hock para Visa reducía drásticamente la cantidad de confianza necesaria para escalar el sistema Visa. Si cualquier banco socio de la red Visa no cumplía su obligación de liquidar una transacción, Visa lo cubriría por el banco – en todo momento. Ningún banco que vendía terminales de tarjetas de crédito Visa tenía que preocuparse de si algún banco ofrecía tarjetas a niños de 8 años y sus gatos, porque cualquier inclumplimiento era cubierto por Visa. En lugar de que cada banco asociado tuviera la necesidad de confiar en los demás, ahora simplemente tenían que confiar en la banca americana en su conjunto y que las garantías de VISA eran buenas.

La drástica reducción de la confianza de la red se unió con el singular enfoque de Visa en la visibilidad y la fiabilidad cada vez mayor de la marca de red que permitió que la red creciera un 10.000% entre 1970 y 2010. Visa se convirtió en una de las marcas más reconocidas en el mundo – a pesar de que nadie sepa qué es exactamente lo que hacen. Incluso el hecho de que los consumidores en general, no sabían lo que Visa hace era parte de la visión descentralizada de Dee Hock. Según Hock, “cuanto mejor es una organización, menos obvia es”, y los resultados de la red Visa en vez de la propia organización es lo que la gente conoce.

Paralelismos entre Bitcoin y Visa

Los paralelismos entre Bitcoin y Visa son numerosos. Bitcoin se fundamenta en la reducción de la necesidad de la confianza total, por lo que permite por primera vez a dos personas que no se conocen o que no tengan confianza entre sí ponerse de acuerdo en algo que es verdad. Bitcoin tiene una red bilateral con los titulares de cuentas (tarjetas :: carteras) y comerciantes que aceptan Bitcoin y que es ofrecido por los proveedores de servicios (Bitpay / Coinbase [2] :: First Data). Cada uno de ellos facilita las transacciones digitales instantáneas en una red que nadie tienen que observar para que funcione. Ninguna institución o proveedor puede acabar con la red porque la red se distribuye con protocolos que ninguna persona puede cambiar.

Sin embargo, Bitcoin lleva las cosas un paso más allá. Bitcoin es del todo una relación persona a persona, sin instituciones financieras a lo largo de ningún punto de la red central. Bitcoin incluso no está desarrollada por una fundación central o empresa, es de código abierto [3] para que cualquiera pueda mirar e incluso contribuir. Esto es a menudo retratado, en los EE.UU. especialmente, no solo como una reacción a la banca centralizada, sino a las redes de tarjetas centralizadas (Visa y MasterCard) que crearon. Sin embargo, el fundador de la primera mayor red de transacciones electrónicas, Dee Hock, no ve esto como destrucción, sino como el avance de un movimiento cultural. Él dice:

“Estamos en ese momento en el que una etapa de 400 años de edad se está muriendo y otra está luchando por nacer – un cambio en la cultura, la ciencia, la sociedad y las instituciones enormemente mayores a las que el mundo haya experimentado jamás. Por delante, la posibilidad de la regeneración de la individualidad, la libertad, la comunidad y la ética como el mundo nunca ha conocido, y una armonía con la naturaleza, con los otros, y con la inteligencia divina, tal como el mundo nunca ha soñado”.

Para el fundador de Visa, esto no es solo un nuevo competidor a la red Visa, sino que es el crecimiento inevitable y fundamental. A medida que nos adentramos en un mundo cada vez más digital, la descentralización se hace cada vez más posible y más y más poderosa cada día. La descentralización bien hecha no es una debilidad, es una fortaleza que permite la confianza, escalar y la innovación que las autoridades centrales nunca han podido lograr. La pregunta entonces no es qué tienen que ver el fundador de Visa y Bitcoin, sino más bien qué es lo que van a crear juntos.

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Dee Hock: El triunfo de sus ideas caórdicas en Visa hace 45 años (1) [4]

Dee Hock: La organización caórdica como objetivo de su vida (2) [5]

Dee Hock: el sistema caórdico como futuro para las organizaciones (3) [6]

Fuente: Shekel Magazine [7]

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