¿La ultra-liquidez de algunos activos los convierte en dinero?

Torre de billetes de 500 euros© PublicDomainPictures - Pixabay.com

(OroyFinanzas.com) – Las políticas de expansión monetaria expansión (Quantitative Easing- QE), impuesta por los principales bancos centrales y los tipos de interés cercanos a cero, han generado una ultra-liquidez en el sistema que afecta a la propia percepción del dinero.

Las políticas monetarias seguidas por los EE.UU., Japón y gran parte de Europa, tras la crisis de 2008 han sido objeto de fuerte crítica por un número significativo de economistas. Entre los más críticos está Christopher Sims, quien llegó a anunciar la muerte de la conocida como teoría cuantitativa del dinero (MV = PY). Según se establece en esta ecuación –que relaciona la oferta monetaria y el aumento de su circulación con el nivel de precios e ingresos-, M es la oferta de dinero, V la velocidad de transacción de renta, P es el nivel de precios e Y, los ingresos. Siguiendo su razonamiento y debido a la política de tipos de interés cercanos a cero, “el dinero” ya no se distingue claramente de otros activos financieros.

Es cierto que hoy día, casi todas las formas de dinero devengan intereses, una situación que los convierte en indistinguibles respecto de otros activos que también generan un rendimiento. Para Sims, esta situación elimina la distinción con otros activos remunerados seguros como los bonos del Tesoro. Así que todos los activos pueden ser considerados, en mayor o menor medida, como “dinero”. El matiz está en el grado de monetización de estos activos, es decir, en la liquidez del mismo. Un ejemplo gráfico lo tenemos en cualquier tarjeta de crédito emitida por un banco. Si está domiciliada en Londres reflejará libras esterlinas. Sin embargo, si esa tarjeta se utiliza en un país de la zona euro, el titular podrá satisfacer el pago de cualquier compra en euros, a cargo de sus libras. Gracias a los cambios tecnológicos, lo que es un activo ilíquido –las libras esterlinas en un país de la zona euro-, se ha convertido en líquido y ha sido utilizado para satisfacer la compra. Siguiendo la estela de este ejemplo y yendo un poco más allá, ¿qué podría impedir que en un futuro se pudieran satisfacer pagos en el extranjero a cargo de deuda pública británica? De darse las circunstancias políticas, legales y tecnológicas, sería una opción posible -aunque improbable-, porque cualquier activo que pueda ser utilizado para liquidar transacciones debe ser considerado como dinero.

Así que la fijación de precios en activos financieros en dinero es un desafío. Cuando los activos se vuelven más líquidos, el rendimiento por el activo se vuelve más irrelevante. La curva de rendimiento de un activo ultra-líquido es plana. Si se busca rendimiento, hay que mirar por iliquidez e invertir en propiedades o activos asociados a créditos –muchos con la consideración de bonos basura-, que generen intereses. Tal vez, esta tendencia que experimentamos hacia la liquidez podría explicar la caída de las primas por inversión a plazo y los de los tipos de interés en los últimos 30 años.

En este mundo actual ultra-líquido, el dinero emitido por un banco central, que en conjunto forma la base monetaria, es indistinguible de cualquier otro tipo de activo líquido y la distinción tradicional entre la base monetaria y otros activos financieros pierde sentido. Todos son líquidos, fungibles y la mayoría están -explícita o implícitamente-, respaldados por el gobierno. Una situación lamentable, porque la mayor parte de la política monetaria se basa en la idea de distinguir entre la base monetaria y todas las demás formas de dinero. Las políticas de QE sustituyen la deuda del gobierno y ciertos activos del sector privado, aumentando la base monetaria y proporcionando liquidez adicional en los mercados, pero los críticos argumentan que este canje de activos líquidos con el aumento de la base monetaria fomenta la inversión improductiva. De la misma forma que la Operación Twist tuvo menos efecto del esperado, tampoco parece que la liquidez en la economía real se note tras años de políticas de flexibilización monetaria.

¿Es el dinero indistinguible de cualquier otro tipo de activo?

Por tanto, si el “dinero” es indistinguible de cualquier otro tipo de activo, es imposible separar la política monetaria y fiscal. Sims señaló en su conferencia que M necesita ser redefinida de nuevo para incluir todas las clases de activos que se puede utilizar como dinero. Si todo es dinero, ¿cómo puede alguien hacer dinero simplemente por tener dinero? El dinero sólo genera rendimientos si se invierte. Compañías de seguros, fondos de pensiones y empresas de capital privado, conscientes del problema de ultra-liquidez, están buscando activamente nuevos tipos de inversiones ilíquidas. Pero siempre en su justa medida. Los activos líquidos no generan dinero, pero posibilita que las empresas cumplan con sus obligaciones del día a día. Si no tienes liquidez, tienes un problema.

Por encima de todas las opiniones, sí que parece claro que hay que repensar la forma de hacer política monetaria. Ya sabemos que después de la crisis, los bancos centrales tienen la capacidad de influir en el coste de la liquidez, convirtiéndola a todos los efectos en gratuita. La pregunta para los políticos ahora es cómo influir en los rendimientos obtenidos en inversiones ilíquidas tales como la propiedad. Porque si el mundo está inundado con activos líquidos de muchas clases, también tiene tantas reservas en forma de activos más ilíquidos. De instalarse definitivamente la ultra-liquidez entre nosotros, las autoridades fiscales y monetarias necesitarán coordinar nuevas políticas conjuntas para hacer frente a los nuevos desafíos.

Fuente: Pieria

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