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La guerra de los bancos centrales por retrasar la caída de sus economías

(OroyFinanzas.com) – Desde la crisis financiera de 2008 los bancos centrales del mundo se han volcado en experimentar con la política monetaria (Medidas monetarias no convencionales) [1] para mantener sus economías a flote, aún a coste de las otras economías. Ahora, la Reserva Federal-Fed (el Banco Central de Estados Unidos) parece ir en la dirección opuesta al haber subido los tipos de referencia un poco frente al resto de bancos centrales importantes (ECB, China, Reino Unido y Japón).

El balance de la Reserva Federal ha aumentado desde los 800.000 millones de dólares en 2008 hasta los 4,5 billones de dólares a través de la compra de activos en este periodo. [2] Desde que la Fed dejó su programa de compras en 2014 ha reducido la inyección de liquidez y en diciembre 2015 subió los tipos primera vez desde 2007 [3]. Algunos analistas son de la opinión que la Fed seguirá subiendo tipos por la robusta marcha de la economía estadounidense y otros dicen que es un farol y que no los pueden subir mucho más por que la recuperación de la economía estadounidense no es real. Desde OroyFinanzas.com apostamos por la hipótesis del farol y que la Fed no podrá subir los tipos mucho.

En cambio los bancos centrales de Japón o el Banco Central Europeo-BCE han estado inyectando liquidez sin resultados concretos para reanimar sus economías. El Banco Central de Japón podría ampliar su programa de compra de activos sin fecha límite en su próxima reunión de septiembre 2016. Y, en teoría, el BCE podría abandonar el programa de compras (APP) en marzo 2017 [4], pero lo más probable es que extienda el periodo de estos programas. El Banco Central del Reino Unido se vio obligado a reanudar su programa de compras en agosto 2016 tras la materialización del Brexit [5], después de haberlo dejado atrás hace unos años.

El Banco Central de Japón ya tiene un 38%-45% de la deuda pública japonesa [6]

El Banco Central de Japón ya tiene entre un 38%-45% de la deuda pública japonesa con vencimientos de menos de 10 años y un 25% de la deuda con vencimientos de más largo plazo. Están llegando claramente al límite de lo posible. Muchos inversores que tienen en su inventario deuda pública con vencimientos a largo plazo, como planes de pensiones o empresas aseguradoras, no quieren vender su inventario de deuda por el entorno de bajos tipos en el que estamos inmersos, reduciendo así las opciones de compra para los bancos centrales.

El Banco Central de Japón tienen dos opciones. Reducir los tipos de interés a niveles negativos [7] más altos todavía que, aún siendo posible no es muy popular. O empezar un programa de dinero helicóptero, que ya habíamos descrito hace unos meses en OroyFinanzas.com [8], que le permitiría al banco central japonés comprar directamente la deuda pública japonesa al gobierno. Ningún banco central de un país avanzado ha intentado implementar un programa de dinero helicóptero desde la Segunda Guerra Mundial. Antes de la Guerra Japón lo probó y acabó en una hiperinflación [9].

Algunos de los analistas estadounidenses quieren destacar los problemas estructurales (demográficos, fiscales, etc) que existen en Europa y Japón, pero el caso es que todas las grandes economías, incluida la estadounidense están compitiendo por retrasar su propia caída. El desorden de la Eurozona y la baja calidad de los políticos en Europa simplemente facilita el trabajo a los estadounidenses para tomar mejores posiciones. Pero la política monetaria no puede resolver los fundamentales de ningún país y lo que toca hacer de verdad es cambiar las bases. El drama de este asunto es que el fundamento, los “ciudadanos”, están muy lejos de estar listos para esta labor como demuestran en sucesivas elecciones. Esta semana el BCE comunicará en su rueda de prensa de septiembre si hay cambios en su política monetaria y estaremos atentos.