(OroyFinanzas.com) – Wendy McElroy está más preparada que la mayoría de las personas para hacer frente a una posible catástrofe global. Vive en una granja rural de Ontario y en ese paraje tiene una bodega en la que almacena productos alimenticios no perecederos, agua, herramientas y todo lo que cree necesario y de utilidad para afrontar una crisis mundial total. En ese espacio también hay sitio para cosas de valor que pudieran ser intercambiables en ese futuro tenebroso pero ya no son monedas de oro y plata. Wendy McElroy es una convencida de bitcoin y cree que, a pesar de que esa catástrofe destruya la red eléctrica o inutilice internet, bitcoin es la mejor opción. “Considero que el bitcoin es una moneda al mismo nivel que el oro. Permite a las personas convertirse en auto banqueros. Cuando entendí completamente los conceptos y su significado, bitcoin se convirtió en una fascinación”.
Y de esa fascinación ha surgido un libro sobre Bitcoin donde incide en la idea de que la moneda digital rompe la dependencia de la sociedad de un estado que usa su monopolio sobre la emisión de dinero para dominar la economía. Así que en sí misma, Bitcoin “es una protección natural contra el desastre”. En la introducción del libro se puede leer que “los bitcoins se mueven a la perfección a través de un mundo sin estados o fronteras, obedeciendo sólo a los usuarios. Es inmune a la manipulación de la moneda y a la inflación y no sirven a las poderosas élites a expensas de la gente común”.
A primera vista, parece contradictorio que algunos de estos nuevos defensores de Bitcoin sean personas motivadas por la creencia de que la infraestructura pública colapsará cuando lleguen esas futuras tribulaciones sociales y políticas. Y porque Bitcoin aún no está ampliamente aceptado como método de pago ni posee miles de años de historia como el oro. Sin embargo, estos nuevos adeptos se aferran a los orígenes de Bitcoin, como un intento antisistema de fomentar el desarrollo de una sociedad libre, por encima del poder de los gobiernos, como un argumento de peso.
Tom Martin, comparte las mismas creencias que Wendy y confirma esta reciente tendencia [1], “no hace mucho tiempo, las personas de esta comunidad se manifestaban abiertamente en contra de las criptomonedas y ahora todos están invirtiendo en él”. Aunque Martin diversifica su ahorro en oro, plata y acciones también invierte en bitcoins y conoce a otros compañeros que poseen otras criptomonedas como litecoin o steem. Las criptomonedas “son más fáciles para viajar con ellas, más difíciles de robar y ofrecen una mejor protección en caso de una crisis social generada si una moneda fiduciaria como el dólar colapsara”
Otro argumento recurrente lo esboza Rob Harvey, quien concede que, en caso de catástrofe “puede ser difícil, si no imposible, acceder por un tiempo a las criptomonedas”, pero una vez que las cosas comiencen a regresar a cierto nivel de normalidad, “entonces la cadena de bloques regresará tal y como era antes del desastre”, y con todas las características que se le asocia, como la inmutabilidad de las transacciones registradas. “Blockchain no necesita un lugar específico o una persona específica para sobrevivir y esa es una táctica de supervivencia muy fuerte”.
En anteriores artículos, nos hemos preguntado si el auge de Bitcoin está matando al oro [2] o frenando su revalorización [3] y hemos aportado la opinión de distintos analistas a las que vamos sumando nuevas perspectivas que consideramos relevantes. Philip Newman, que investiga sobre las ventas de monedas de metales preciosos y es uno de los fundadores de la firma de investigación Metals Focus cree que sí que está afectando y que, “definitivamente está teniendo cierto impacto en el mercado” porque “la gente ve los precios de bitcoins yendo a la luna. Nadie cree que el oro vaya a la luna” y señala cómo las ventas de monedas de oro de la Casa de la Moneda de EE. UU. han bajado en los últimos tres trimestres del año a registros de hace una década. Charlie Morris, director de inversiones en Newscape Capital Advisors Ltd., con sede en Londres invierte en criptomonedas pero duda de que Bitcoin sea un refugio seguro en un entorno de riesgo extremo, “en ese sentido, el bitcoin no es oro”. Sin embargo, sí cree que el interés en las criptomonedas ha comenzado a penetrar con fuerza entre los inversores del oro. Cuenta como anécdota que cuando preguntó a cientos de ejecutivos que asistieron a la conferencia anual de la London Bullion Market Association el mes pasado, uno de cada 10 manifestó que preferirían poseer bitcoin en vez de oro en caso de de una guerra nuclear…