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¿Está parte del oro de los zares en el lago Baikal en Rusia?

(OroyFinanzas.com) – Lina Zeldovich relata su viaje por los parajes rusos por donde hace un siglo transitó el oro de los zares para no caer en manos bolcheviques y aunque la historia nos dice que los revolucionarios lograron hacerse con el botín de los zares, los mitos de los lugareños apuntan otra historia [1].

Antes de la Primera Guerra Mundial, Rusia poseía la tercera reserva de oro más grande del mundo, situándose sólo por detrás de los EE.UU. y Francia. Un tesoro magnífico que se encontraba custodiado en San Petersburgo. Sin embargo, el estallido de la guerra aconsejó trasladarlo al interior de país y no dejarlo expuesto tan cerca de la frontera occidental de Rusia. Así, 500 toneladas de oro, fueron trasladadas a la ciudad de Kazán, una gran ciudad comercial conectada con el famoso tren Transiberiano, situada a unos 640 km al este de Moscú.

El siguiente capítulo de esta historia, se desarrolla en plena guerra civil. Por un lado, el ejército rojo, dirigido por Vladimir Lenin y su comandante León Trotsky, frente a los partidarios del zar, agrupados en torno al ejército blanco. Ambos contendientes son conscientes de que quien obtuviera ese oro tendría suficiente dinero para pagar armas y soldados necesarios para imponerse al rival. En el verano de 1918, después de una dura lucha con el ejército blanco, Trotsky y los bolcheviques tomaron finalmente Kazán. Pero cuando los soldados del Ejército Rojo marcharon triunfantes por las escaleras del Banco de Kazan, en busca del oro, sólo encontraron las bóvedas vacías. El tesoro ya estaba en camino hacia Siberia, que aún no estaba bajo el control del régimen revolucionario. Ese oro no podía escaparse, así que Trotsky armó su propio tren y lo persiguió. Unos meses después de iniciarse esta persecución a lo largo de Siberia, el tren del tesoro llegó a manos del general Alexander Kolchak, comandante en jefe del ejército partidario del Zar. Con las tropas de Trotsky pisándole los talones, Kolchak dirigió el tren aún más hacia el este, lo más lejos posible del enemigo, llegando hasta Irkutsk, una ciudad situada cerca del lago Baikal.

Y ahí la historia nos cuenta que los batallones checos, que habían sido contratados por Rusia para luchar junto a ellos en la Primera Guerra Mundial, vieron en el tren del tesoro su oportunidad para regresar a casa. Los checos capturaron a Kolchak y acordaron con los bolcheviques entregar el oro con la condición de poder volver a su país de origen. Y así se hizo. Los bolcheviques se hicieron con el oro, permitieron volver a los checos y Kolchak, quien durante los siguientes 70 años fue retratado en los libros de historia soviéticos como un enemigo del pueblo, fue fusilado. Toda esta historia se recoge en el libro de Sergey Volkov, “The Ghost of Kolchak’s Gold Train”.

Sin embargo, algunos historiadores insisten en que los números no cuadran y que, al menos, 200 toneladas de oro quedaron fuera de las manos de los bolcheviques. ¿Pudieron los famélicos soldados checos guardar parte de ese tesoro? Según las teorías de los lugareños, las tropas checas escondieron varias cajas de oro en sus propios trenes que debían conducirlos al puerto de Vladivostok, para embarcar, posteriormente, rumbo a casa. En ese trayecto, a través de las laderas rocosas de las montañas Sayan, que discurre casi perpendiculares al lago Baikal, fue donde uno de estos trenes sobre cargados perdió tracción y cayó en las aguas profundas del lago Baikal.

“La gente de Moscú no cree en esta historia, creen que la inventamos. Pero los ancianos locales, que lo escucharon de sus padres, saben que algo sucedió. Y si lo piensas, en aquel entonces los accidentes ocurrían con frecuencia. Los viejos trenes de entonces poco tienen que ver con los de ahora”. Otro de los preguntados por la periodista recuerda cómo en 2009, el sumergible de investigación Mir realizó inmersiones en el lago, “el equipo encontró restos de trenes a 700m de profundidad. Vieron pequeños objetos relucientes a través del sedimento en una grieta, pero no pudieron alcanzarlo, no pudieron agarrarlo para subirlo a la superficie. Si eso no eran barras de oro, entonces, ¿qué era, te pregunto?”

Sea mito o realidad, los lugareños coinciden en querer mantener viva esta leyenda porque “es parte de nuestro paisaje ahora, parte de la historia del lago Baikal, parte de Siberia. Es demasiado hermosa para morir”.