(OroyFinanzas.com) – La semana pasada tomábamos un artículo de Craig Hemke donde vinculaba el tipo de cambio entre el yuan y el dólar como el principal impulsor de los precios mundiales del oro. Y ahora en un nuevo texto del autor [1] nos señala las posibles implicaciones importantes que tendría en el mercado del oro de consolidarse esta posibilidad.
Para Hemke, aunque otros factores como los titulares en prensa o el comportamiento del dólar y sus políticas monetarias, puedan afectar el precio, “el principal impulsor del precio del oro en el verano de 2018 no es otro que el tipo de cambio entre el yuan y el dólar”. Aunque el Banco Central de China ha mantenido durante mucho tiempo una “paridad” en la valoración relativa del yuan frente al dólar, en los últimos 90 días se ha visto una constante devaluación de la moneda china cercana al 8%. Durante este mismo período de tiempo, el precio del oro COMEX ha disminuido en más del 10%. Pero para hacer esta correlación más clara deberíamos ver ambas tendencias en un mismo gráfico donde “esta correlación se ha vuelto extraordinariamente estrecha durante el último mes”.
Para Hemke, “en un mercado del tamaño global del oro, este tipo de correlación repentina y directa sólo puede lograrse a través de intervenciones masivas, y el tamaño y alcance de las acciones requeridas, solo es posible realizarlo a nivel estatal o soberano” y sólo un país, China, tendría un interés directo en vincular el precio en dólares del oro con el yuan.
Ante los aranceles masivos de los Estados Unidos y la posible guerra de divisas, China ha respondido al devaluar agresivamente su moneda frente al dólar estadounidense. Para mantener un “equilibrio” de los precios de las materias primas a través de este proceso, ahora “está claro que China está interviniendo agresivamente en los mercados mundiales de futuros”.
Las implicaciones de estas maniobras son significativas y Hemke formula una pregunta. Si China se está moviendo para devaluar sistemáticamente el yuan frente al dólar, y están interviniendo activamente en los mercados de futuros para mantener estable el costo relativo de los productos básicos en términos de yuan, entonces, “¿por qué afrontar todos estos problemas asociados sólo para protegerse contra una devaluación del 8%?”.
Es decir, si damos por oportuna la pregunta, no es desdeñable considerar la posibilidad y “los posibles impactos de una devaluación del 20-30% del yuan en los próximos meses”. Para otros muchos analistas, este nivel de devaluación podría ser necesario para China, después de años de administrar su paridad con el dólar, y puede que estos comportamientos estuvieran muy planificados desde hace mucho tiempo, antes de que las políticas fiscales o comerciales impuestas por la administración Trump.
En agosto de 2015, el índice S & P 500 cayó más del 12% en seis días, tras una devaluación del yuan del 3,5%. Es verdad que, hasta el momento, el S & P ha resistido las nuevas devaluaciones de la moneda china pero ¿podría seguir impasible a una devaluación del yuan del 20%? ¿Y qué hay del oro? Pues “dado que el precio ya no es impulsado por los fundamentos tradicionales, como el suministro físico y la demanda, ¿cuánto más podría bajar el precio si China intenta ajustarlo a sus continuas devaluaciones del yuan?”
Para Hemke, las consecuencias podrían ir incluso más allá del mercado del oro porque “los mercados globales de acciones incidirían enormemente sobre los tipos de interés y los planes futuros de los bancos centrales”. Por lo tanto, no está demás reflexionar sobre la posibilidad de que asistamos a un plan pre-diseñado por las autoridades chinas desde hace tiempo y si la hipótesis se confirma, ¿estamos preparados para afrontar el escenario?