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¿Qué podemos aprender del pasado sobre cómo comprar oro este 2020? – Jim Rickards

(OroyFinanzas.com) – La historia contemporánea sobre el oro como inversión es poco conocida. Aún existen personas en el mundo que creen que el dinero fiat [1] emitido por bancos centrales, de uso cotidiano en todas partes del mundo, sigue estando respaldado por oro. Y si bien muchos países todavía mantienen reservas del metal precioso, desde hace al menos cincuenta años que el oro pasó a ser sobre todo un activo de inversión. ¿Qué podemos aprender del pasado sobre cómo comprar oro este 2020? En este artículo reflexionamos sobre un reciente artículo de Jim Rickards.

El que la gente sepa poco sobre el oro no es un hecho casual, según opina [2] el abogado estadounidense y autor de libros sobre finanzas, James Rickards. “El establishment económico de hacedores de políticas públicas, académicos y banqueros centrales han cerrado filas alrededor de la idea de que el oro es un asunto tabú”, asegura, agregando que el oro ha sido exiliado de los departamentos de economía de las universidades.

Pero no fue siempre así. Rickards fue de las últimas camadas de estudiantes de economía internacional que se graduaron pocos años después de que el presidente estadounidense Richard Nixon suspendiera el canje de dólares por oro en agosto de 1971, momento considerado históricamente como el fin definitivo del patrón oro de Bretton Woods [3].

Pero esta suspensión se trataba de una medida temporal. Al menos así lo estableció Nixon en su anunció, y lo confirmó Rickards con los asesores de Nixon con Kenneth Dam y Paul Volcker. La idea era realizar otra conferencia monetaria internacional similar a aquella de 1944 en Bretton Woods, y devaluar el dólar y demás divisas frente al oro, para luego volver al patrón con canje de oro a nuevas tipos de cambio.

El encuentro tuvo lugar y la devaluación también. El Acuerdo Smithsonian de 1971 derivó de esta conferencia en Washington, y el dólar se devaluó de USD 35 por onza a USD 38. Pero el patrón oro nunca se reestableció.

Tomó algunos años –hasta 1974, para ser precisos– para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) declarara el oro como un activo no-financiero, a pesar de las ingentes cantidades de metal que atesoraba la instituciones entonces (aún hoy mantiene, detrás de Estados Unidos y Alemania, la tercera mayor reserva de oro: 2.814 toneladas).

Entonces comenzó el exilio del oro del ámbito académico. Pero salió de los salones de clases para llegar a las manos de algunos particulares. En 1974, el sucesor de Nixon, el presidente Gerald Ford, revocó la orden ejecutiva 6102 firmada por Franklin Roosevelt en 1933 que hacía ilegal la propiedad de oro por los ciudadanos. Durante cuarenta años, el oro había sido de contrabando; desde ese momento, emergió el patrón oro privado.

“Fue ahí cuando las cosas se pusieron interesantes”, afirma Rickards. “Vimos el nacimiento de mercados de toros (bulls) y de osos (bears), algo que no sucede en un patrón oro donde los precios están fijados”.

Los dos mayores mercados alcistas tuvieron lugar, el primero, entre 1971 y 1980 (con un incremento de 2.200%) y el segundo, entre 1999 y 2011 (alza de 760%). Aún con las dos tendencias bajistas entre ambos periodos, el precio del oro ha aumentado un 5.000% desde 1971.

Desde diciembre de 2015, el mercado del oro se encuentra en su tercera fase alcista, luego de que el precio del oro tocará su último fondo de USD 1.050. A partir de ahí, el oro ha crecido en un 65%, una ganancia considerable pero pequeña si se le compara con los incrementos anteriores.

Para Rickards, hay tres factores que impulsarán el precio del oro por encima de los USD 2.000 [4]. En primer lugar, la pérdida de confianza [5] en el dólar estadounidense en respuesta a los estímulos económicos millonarios que se han realizado como respuesta a la cuarentena por Covid19.

“Si los bancos centrales tienen que usar el oro como punto de referencia para recuperar la confianza, el precio tendrá que ser de USD 10.000 la onza o más. Cualquier precio menor forzaría a los bancos a reducir su suministro para mantener la paridad, lo que sería altamente deflacionario”, expresa Rickards.

El segundo factor es simplemente la continuación del mercado alcista actual. “Usando como referencia los mercados de toros pasados, un promedio simple de esas ganancias durante esas duraciones pondría el precio del oro a USD 14.000 por onza o más para 2025”, estima el autor.

El tercer factor serían compras nerviosas en respuestas a un nuevo desastre, sea una segunda ola de infecciones por el coronavirus, fallas en un ETF de oro o “una victoria de Joe Biden en la elección presidencial”, aseguró Rickards.

El precio del oro aún no ha metabolizado estos escenarios. Tampoco es necesario que los tres factores coincidan para que el aumento se dé. Rickards tiene confianza en que estos eventos impulsarán la onza de oro por encima de los USD 2.000 y, posiblemente, más allá de los USD. 3.000.