Weber tiene razón
La historia se ha encargado de demostrar ya demasiadas veces que la monetización per se de la deuda pública no sirve para estimular el crecimiento económico y sí para crear inflación.
La historia se ha encargado de demostrar ya demasiadas veces que la monetización per se de la deuda pública no sirve para estimular el crecimiento económico y sí para crear inflación.
Bernanke ante un Comité del Senado estadounidense señalo ayer que el patrón oro no era la panacea y que ‘no había suficiente oro en el mundo para respaldar la emisión de dinero en EEUU.’
Los grandes bancos centrales están provocando con sus políticas un ‘tsunami’ de dinero que empieza a resultar devastador en los países más pobres, allá donde la gente dedica la mayor parte de sus ingresos a comprar alimentos. La inflación se dispara.
Lee Bright, senador de Carolina del Sur ha presentado un proyecto de ley para la emisión de nuevas monedas de oro y de plata que sirvan como alternativa a la divisa emitida por el Sistema de Reserva Federal de EE. UU.
Las cifras demuestran que el sector productivo de la economía vivió el mayor crecimiento de la historia durante el período comprendido entre 1870 y 1914: el período del patrón oro. Eso no debería sorprendernos si reconocemos que los valores estables implican previsibilidad y confianza, dos ingredientes primordiales para la actividad económica.
Dominique Strauss-Kahn director gerente del Fondo Monetario Internacional ha indicado que es imprescindible una reforma monetaria y que los Derechos Especiales de Giro (DEG) creados en 1969, junto al oro y al dólar, podrían desempeñar un papel de equilibrio. Si los problemas no se resuelven “podrían sembrar las semillas de la próxima crisis”, dijo.
Los inversores en todo el mundo están redescubriendo que el oro es un activo monetario, es dinero que protege el poder adquisitivo frente a la devaluación las divisas. Es un activo tangible y reconocido internacionalmente que no tiene riegos de contrapartida y por eso cada vez son más los que lo consideran como la única divisa fiable.
“No confíen en gobiernos o bancos centrales: son los culpables de la crisis”, señala Mike Shedlock conocido como Mish y autor de Global Economic Trend Analysis, uno de los blogs más populares e influyentes del panorama económico y financiero estadounidense.
No es la expansión crediticia lo que mueve el mercado bursátil a largo plazo, sino la fuerza que hay detrás de todo el desarrollo de las economías capitalistas: el ahorro dirigido hacia inversiones empresarialmente inteligentes.
Los abusos monetarios de la primera guerra mundial crearon la hiperinflación más famosa de la historia reciente. Llegándose a emitir billetes con un valor nominal de 100.000 millones de marcos.
El reto de cualquier banco central es conseguir equilibrar la masa monetaria con las mercancías y para conseguir eso es importante que el banco central sea independiente.
Los nazis financiaron su auge económico, exactamente de la misma manera que lo hicieron los gobiernos del Emperador durante la primera guerra mundial, es decir emitiendo bonos del estado como colateral del Reichsbank.
Durante el verano de 1931 quebraron varios grandes bancos alemanes. Los inversores extranjeros empezaron a exigir la devolución de sus créditos y muchos alemanes sacaron su dinero del país.