Desde el pasado 5 de febrero, un día después de que saltaran las alarmas en las Bolsas mundiales ante la situación de países como Grecia, Portugal y España, el precio del metal precioso ha retomado su senda ascendente, elevándose hasta los 1.107 dólares por onza. Marion Mueller, vicepresidenta de la Asociación Española de Metales Preciosos, sostiene que: “Estamos en un ciclo en el que la gente se ha cansado de productos estructurados, sintéticos, apalancados. Por eso acuden al oro porque es la única divisa que no depende de la confianza que se deposita en los Gobiernos”. «A la gente le ha entrado el miedo que había perdido en los últimos meses», señala Soledad Pellón, de IG Markets.