Mario Draghi ha anunciado recientemente que el BCE va a poner en marcha su mayor programa de estímulo hasta la fecha: cada mes a partir de marzo 2015 el BCE comprará deuda de los estados miembros por valor de 60.000 millones de euros. El programa durará diecinueve meses y alcanzará una cuantía de un billón ciento cuarenta mil millones de euros (cerca del 8,8% del PIB de la eurozona).
Mario Draghi vino a decir hace algunas semanas que tomará las medidas que sean necesarias para… ¿para qué, realmente? En los estatutos del BCE está escrito que su misión es el control de la inflación. Y sólo eso. Fantasía o realidad, se culpa de la hiperinflación de 1923 en Alemania al incómodo triunfo electoral de Adolf Hitler en 1933.
La reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se saldó en la mediodía de ayer jueves sin cambios en la política monetaria. En la rueda de prensa posterior, el presidente del BCE Mario Draghi explicó las razones de esta decisión y empleó gran parte de su tiempo en afirmar que en la Zona Euro no existe riesgo de deflación.
Los bancos europeos a partir del 8 de mayo van a pedir prestado a un tipo de interés 0,5 puntos porcentuales menor –al 1%- y depositarán dinero en la Banca Central con una remuneración del 0%.
Francia aplica desde el pasado 1 de agosto un impuesto sobre las transacciones financieras que asciende al 0,2 por ciento, y que pagarán las empresas que tengan sede en el país.
Dirk Wiedmann jefe de inversiones en Rothschild Wealth Management, indicó que el oro no puede ser manipulado por los banqueros centrales, a diferencia de las monedas de papel y que su precio podría eclipsar el récord de 1.900 dólares por onza establecido en septiembre del año pasado.
La promesa de Mario Draghi de salvar al euro a toda costa, implica que se van a imprimir miles de millones de euros que podrían convertirse en el catalizador para disparar la cotización del oro y la plata.
Disculpe Sr. Draghi, pero el tiempo en que nos creíamos que el BCE podía ser un banco central diferente, plenamente comprometido con la creación de una moneda fuerte, como si hubiera adoptado el patrón oro como ejemplo, ha pasado.
Ayer, la decisión del Banco Central Europeo de mantener el tipo de interés en 1% impulsó a más operadores a salir de las materias primas. Las fuertes ventas hicieron bajar los precios de los metales preciosos.
Los griegos han vuelto a poner a prueba los mercados, esta vez en forma de un referéndum nacional sobre el plan de rescate acordado la semana pasada.
