(OroyFinanzas.com) – En dos artículos anteriores hemos revisado las causas de la nueva Revolución Tecnológica [1], según se explican en el libro “The Second Machine Age” y también las posibles consecuencias que la paradoja de Moravec [2] puede tener para nuestros puestos de trabajo. Completamos esta serie con un análisis sobre los efectos que la robotización y automatización generalizadas pueden tener sobre la economía.
Independientemente de sus causas y de los efectos que tenga sobre el mercado laboral, la robotización tendrá una consecuencia primera, que es el aumento de la producción. Y el fenómeno causado por un aumento de la producción con una masa monetaria constante no es otro que la deflación. Efectivamente, al definir la deflación se distinguen varios tipos [3]: deflación por desaceleración de la actividad económica, o deflación por aumento de la producción.
Teoría y matemáticas: Deflación mala y deflación buena
A menudo se simplifican estos dos tipos de deflación. Teóricamente se pueden modelar con la ecuación del intercambio [4], popularizada por Irving Fischer:
Precio (P) x Producción (U) = Velocidad (V) x Cantidad de dinero (M)
La deflación puede deberse a dos variaciones en la ecuación.
- La primera sería indeseable, ya que se debe a una reducción de la velocidad de circulación del dinero (V). Al disminuir la actividad, disminuirían los precios y la producción (P x U). Los gobiernos inyectan (M), para que no descienda (P x U)
- El segundo tipo de deflación, se debería a un aumento de la producción (U), lo que requiere de una bajada de precios (P) si se mantiene la masa monetaria. Puede también compensarse con un aumento de la cantidad de dinero (M), cosa que en general los bancos centrales y los políticos hacen de manera entusiasta.
La robotización generalizada producirá el segundo tipo de deflación. El incremento de productividad hará bajar los precios y aumentará el poder adquisitivo de los ciudadanos. Los bancos centrales podrán seguir aumentando la masa monetaria y los políticos seguir gastando sin efectos inflacionarios. ¿No es el escenario ideal para todos?
La práctica: El mercado no traga más crédito
El escenario idílico anterior se viene abajo si la masa monetaria no se puede aumentar. Y el hecho es que, por motivos que posiblemente no entendamos muy bien, esto es lo que está pasando.Las familias y las empresas [5] no están adquiriendo más crédito, a pesar de que los tipos oficiales están ya en cero. Y es que no se puede obligar a la gente a pedir prestado.
El único actor que podría seguir endeudándose son los Estados, pero hemos visto recientemente que muchos de ellos estan al límite [6] para poder pagar la deuda. De hecho se han visto obligados a disminuir el gasto con sus célebres “recortes sociales”.
Quienes advierten de los peligros de “imprimir papelitos” y prevén hiperinflación argumentan que los bancos centrales siempre tienen recursos para aumentar la cantidad de dinero: bajar los tipos de interés, disminuir el coeficiente de caja de la banca, compra de bonos… pero parece que estos mecanismos de aumento de la cantidad de dinero están ya agotados y no surten efecto [7]. La nueva emisión de dinero se dedica ya sólo refinanciar entidades “zombie”, pero no a impulsar la actividad económica.
¿La Gran Deflación?
Con estos fundamentales y tendencias, la robotización generalizada nos conducirá a un aumento de la producción, sin que a su vez aumente la cantidad de dinero: una Gran Deflación.
Se pueden hacer paralelismos con la deflación ocurrida en los años 30 [8]. Si bien se culpa a los gobiernos de aquellos años de omisión, los de hoy están intentando la intervención, pero no están teniendo éxito, ni en Japón ni en Europa. Y parece lógico, ya que no es razonable que los problemas de agotamiento de todo un modelo productivo se resuelvan simplemente repartiendo papeles entre los agentes económicos. Algo más habrá que cambiar [9]… Y ojo, en aquellos años el sistema estaba apoyado sobre sólidos lingotes de oro en los bancos centrales. Puede que el sistema actual sin respaldo monetario no sea capaz de resisitir una deflación como la de los años 30 y ello lo haga colapsar…
Como dijimos en el artículo anterior, no sabemos bien qué hacer frente a competencia laboral de los robots. Sin embargo, sí que sabemos cómo enfrentarse individualmente a una Deflación: disminuir el gasto, ahorrar y librarse de las deudas. Enfin, no sabemos si nos dominará en el futuro el “Yo, Robot [10]” de Isaac Asimov; parece que antes nos encontraremos con “…el gasto esclaviza [11]” de Daniel Lacalle.
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