(OroyFinanzas.com) – En el verano de 2012, hasta en dos ocasiones, España estuvo a punto de suspender pagos. Esta situación crítica de las finanzas españolas se agravó aún más por los aumentos continuos de la prima de riesgo [1], hasta situarse el bono a diez años por encima del 7%. Estos problemas de España junto con los de Italia hicieron reaccionar al Banco Central Europeo, el cual se mostró dispuesto a utilizar toda su artillería monetaria para evitar que las primas de riesgo subieran más. Este anuncio de intervención del BCE se tornó creíble tras las palabras del Presidente don Mario Draghi: “[…] y créame, será suficiente”.
La intervención del BCE se ha materializado en un programa de compra masiva de deuda pública en el mercado secundario, llamado Compras Monetarias Directas (Outright Monetary Transactions, OMT por sus siglas en inglés) y centrado en los bonos a uno y tres años [2]. Con esta actuación, el BCE sólo compra bonos de países rescatados o que hayan solicitado ayuda financiera de los mecanismos europeos de rescate EFSF [3] y ESM (MEDE) [4] y que no tengan vedado su acceso al mercado. En este sentido, el foco está puesto únicamente en rebajar o aliviar la enorme carga financiera que tienen que soportar España e Italia, siempre y cuando éstas pidan el rescate.
Esta nueva actuación del BCE significa una renovación y es la heredera del anterior programa de compra de bonos llamado SMP (Securities Markets Program) instaurado en mayo de 2010 tras la crisis griega.
La compra de deuda pública se hace en el mercado secundario [5], es decir, el BCE compra los títulos a propietarios como los bancos, los cuales fueron los que acudieron a la subasta del mercado primario posterior a la emisión de los títulos públicos. Todas las compras que se hagan tienen que esterilizarse, es decir, retirar del mercado tanto dinero como se invierta en la compra de títulos públicos. De esta manera, la base monetaria no se incrementa y, por tanto, desaparecen posibles riesgos inflacionistas.
Las operaciones OMT son el complemento a otras medidas que el BCE ha tomado en los últimos años para inundar de liquidez los mercados financieros. De todas ellas, la más importante son las operaciones LTRO [6], mediante las cuales el BCE presta dinero a largo plazo a los bancos, con el objetivo de contribuir decisivamente a su recapitalización y saneamiento. Por otro lado, el BCE ha intervenido en el mercado de bonos activamente desde la crisis griega de 2010 a través de operaciones REPOS, es decir, compra bonos a cambio de que el vendedor firme un pacto de recompra de este activo en el plazo que se establezca.
Estas operaciones OMT todavía no están en marcha. Todo parece apuntar, según informa el Financial Times, a que Irlanda será el primer país en poder acogerse a este programa OMT. Por el momento, cumple todas las condiciones: plan de estabilización macroeconómica y ajuste presupuestario y capacidad de financiarse por sí sola en los mercados. Hasta tal punto es así que Irlanda emitió el día 13 de marzo 5.000 millones de euros en obligaciones a diez años con un tipo de interés un punto porcentual por debajo del que tuvo que pagar España en una emisión de similares características.
El sólo anuncio de “whatever it takes” que hizo el señor Draghi parece haber relajado la tensión de los mercados secundarios de deuda pública. Por ello, tanto España como Italia no se han acogido, por el momento, a estas operaciones OMT. Tampoco es tarde: mantengámonos alerta, por si este apoyo del BCE no es tan grande ni tan completo como se pinta.
Fuente: Financial Times [7]
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