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Una subida de tipos de interés por parte de la FED podría tener consecuencias perjudiciales inesperadas

(OroyFinanzas.com) – Tras la aplicación de las políticas de flexibilización monetaria, iniciadas en 2008, por la Reserva Federal (FED), el escenario económico actual es muy distinto al de antes de la crisis. Con una subida de tipos de interés, pueden surgir consecuencias inesperadas aunque la más evidente es que los contribuyentes estadounidenses se verán negativamente afectados.

A medida que la FED implementaba medidas monetarias sin precedentes –tales como la flexibilización cuantitativa (Quantitative Easing-QE) [1], el ZIRP (Zero Interest Rate Policy) [2] o la Operación Twist [3]-, algunos analistas centraban su interés en las consecuencias involuntarias de todas estas medidas. Los temores a un colapso del dólar, a una inflación [4] galopante o una pérdida de credibilidad en los mercados, eran los argumentos más socorridos.

Sin embargo, parece que la propia FED les ha dejado sin argumentos, tras manifestar que ha logrado cumplir con sus objetivos y que ahora puede ser el momento de “normalizar” los tipos de interés. Y es en este punto, precisamente, es donde pueden manifestarse unas consecuencias muy caras que deberán pagar los contribuyentes estadounidenses. Pero antes mencionaremos a los que saldrán favorecidos.

¿Quién saldría beneficiado de una subida de tipos por parte de la FED?

En primer lugar, de materializarse una subida de los tipos de interés, los grandes beneficiados serían los bancos más grandes del mundo, incluyendo muchas instituciones extranjeras, como el Banco Central de China (PBCO). Y así, grosso modo, la ganancia se podría cuantificar en unos 50 mil millones de dólares, más o menos.

Esta situación ya se está produciendo, de hecho. En 2008, la FED estableció un programa para aplicar un tipo de interés sobre “exceso de reservas”, que los bancos depositan en la propia FED, a la espera de mejores inversiones. En aquel entonces, no era una cantidad significativa, menos de 2 mil millones en 2007. Pero hoy, después aplicarse todas estas medidas de flexibilización monetaria, esas mismas reservas excedentes suman 2,4 billones de dólares. Y los perdedores son los contribuyentes estadounidenses porque sobre sus espaldas recae la responsabilidad de pagar esos intereses porque la FED traslada la factura al Tesoro de Estados Unidos.

Por el momento, el tipo de interés continúa bajo, el 0,25%, que equivale, “sólo”, a unos 10 mil millones de dólares. Y aquí radica el problema. Si la FED cambia su política y sube los tipos de interés, esa cuenta de 10.000 millones subiría a la par que fueran subiendo los tipos. Imagine la factura con unos tipos situados en un 3 o 4%, o simplemente con unos tipos al 0,75% sostenidos a lo largo del tiempo.

Y en este punto no está de más recordar algo importante. La FED, en realidad, no puede fijar un tipo de interés de obligatorio cumplimiento a las entidades financieras, en cuanto en tanto estamos en un libre mercado. Lo que sí puede hacer, y de hecho lo hace, es establecer un objetivo, y aspirar a que los bancos los den por buenos, como suele suceder. Son los conocidos como Fed Funds rate o tipos de interés que utilizan los bancos para prestarse dinero en operaciones a corto plazo, normalmente. Una forma rápida y eficaz de financiarse entre ellos.

Con una postura más agresiva, la FED siempre podría aplicar otras medidas para interferir, indirectamente, e imponer el tipo deseado. Por ejemplo, para disminuir el dinero extra circulante, la FED podría vender activos a los bancos, en un acuerdo a corto plazo llamado “repo inverso”. En situaciones normales, una medida de este estilo reduciría, efectivamente, el efectivo disponible de los bancos y así se lograría elevar el tipo de los Fed Funds rate. Pero en las actuales circunstancias, propiciadas por la política monetaria implementada desde 2008, es mucho más complicado que pudiera funcionar. Porque con 2,4 billones de dólares, los bancos negociarían antes entre ellos, con tipos cercanos a cero, que asumir cualquier objetivo marcado por la FED, contrario a sus intereses. Y el uso de operaciones de repos, para drenar toda esa cantidad de exceso de liquidez, sería como usar una bomba de agua para tratar de drenar el río Mississippi.

Otra posibilidad, por ser la más obvia para la FED, sería deshacer el QE revendiendo, de vuelta a los bancos, la totalidad de los títulos hipotecarios que la Fed ha comprado en los últimos años y que están respaldados por bonos del gobierno. Pero una medida así no se puede adoptar, de la noche a la mañana, sin generar un caos total que, además, dispararía los tipos hipotecarios.

Así que otra alternativa podría ser dejar de pagar intereses sobre las reservas excedentes y dejar que los tipos se establezcan de forma natural. Pero los resultados deseados tardarían muchos años, quizá décadas, en tener efecto y, además, se deterioraría la imagen de los bancos centrales, trasladando la impresión de que pueden manipular fácilmente los precios y las economías tanto como les plazca con medidas unilaterales.

Por lo tanto, el único plan posible es exactamente el que la Reserva Federal tiene la intención de llevar a cabo, si no lo está haciendo ya. Pagar a los bancos, por sus reservas excedentes, lo suficiente para que no tengan la tentación de llevárselos al mercado donde compiten con los Federal Funds rates, frustrando el tipo de interés deseado por la Fed.

De hecho, la única razón por la que los federal funds rates sean tan altos en la actualidad, – 0,25% – es precisamente esta. Porque los bancos pueden, y lo hacen, pedir prestados dólares en a un tipo más barato en los mercados regulares –en torno al 0,1%-, y llevarlos a su exceso de reservas. Los bancos extranjeros son muy conscientes de esta anomalía y lo aprovechan. Más de la mitad de estos excesos de divisas, pagados al 0.25%, están en manos extranjeras.

Un negocio lucrativo sin ningún riesgo. Una especie de versión bancaria de los subsidios a la agricultura con la diferencia de que hablamos de dólares y no de alfalfa.

Fuente: FoxBusiness [5]

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