Luís de Guindos: Oro negro, oro amarillo

(OroyFinanzas.com) –Seguramente el nombre de Richard Arens no dice nada a los lectores. Sin embargo, su nombre en el mundillo financiero saltó a la fama por ser la primera persona que pagó 100 dólares por barril de petróleo hace sólo unas semanas, aunque para tener este privilegio tuvo que afrontar una pérdida de unos 600 dólares ya que su oferta estaba por encima del precio de mercado. De este modo, el precio del oro negro llegaba por primera vez a la mítica barrera de los 100 dólares tras una subida en 2007 de cerca del 60%.

Pero el alza del precio del crudo alcanza toda su expresión si tenemos en cuenta que el mismo se pagaba en diciembre del año 98 a 10,7 dólares, nueve veces menos que hoy. En términos reales -esto es, deduciendo del precio nominal del barril la inflación-, el crudo ha alcanzado el mismo nivel que tuvo a finales de los años 70 durante la revolución iraní con la llegada de Jomeini al poder. El temor ahora es por tanto que, al igual que hace tres décadas, la subida exponencial del petróleo pueda llevar a una recesión de la economía norteamericana y mundial, a pesar de la menor dependencia energética actual.Y es que como, en 1983, puso de manifiesto el economista James Hamilton, siempre, salvo en una ocasión, las recesiones norteamericanas desde el final de la Segunda Guerra Mundial han estado precedidas de una subida drástica del crudo con una anticipación de tres trimestres.

La explicación teórica del impacto de una subida del precio del petróleo destaca que la misma tiene un doble efecto sobre los países consumidores. Primero sobre la inflación, ya que la energía es un componente importante de la cesta de la compra y la subida del crudo genera tensiones inflacionistas que, para su control, requieren de un endurecimiento de la política monetaria.

El segundo es incluso más dañino, ya que el alza del oro negro eleva el precio de un input de producción importado imprescindible para el funcionamiento de la economía y que, vía el deterioro de su relación real de intercambio, supone una pérdida de renta, reduciendo la remuneración de los factores de producción -trabajo y capital- domésticos y consecuentemente genera un empobrecimiento del país en cuestión.

Por tanto, la subida del petróleo induce un doble efecto especialmente pernicioso al combinar tanto tensiones inflacionistas como depresivas sobre las economías de los países consumidores. Así, el FMI calcula que un 10% de subida del precio del crudo reduce el crecimiento mundial entre una y dos décimas. Por ello, si en vez de un precio medio para 2008 de 75 dólares -como estimaba el Fondo en su escenario central- tuviéramos otro de 100, el impacto en la economía mundial sería de entre cinco y seis décimas menos de crecimiento. El problema es que este impacto coincide con la crisis de los mercados de crédito por lo que el efecto final podría ser mucho más intenso que el pronosticado por el modelo del Fondo.

Sin embargo, desde 2003 la subida del precio del petróleo ha convivido con un crecimiento muy elevado de la economía global, seguramente el más alto en décadas. Esta falta de impacto seguramente obedece a que el aumento de precios ha estado producido por un fuerte incremento de la demanda de energía, fundamentalmente proveniente de China e India, y no por razones de oferta, como ocurrió a principios de los 80. Es decir, ha sido el crecimiento de la economía mundial, y muy especialmente de las economías emergentes, lo que ha tirado de la demanda y de los precios del crudo, sin que estos supusieran una rémora para dicho crecimiento global.

Ahora bien, lo que ya tiene mucha más difícil explicación es la continuación en las semanas pasadas de las tensiones en el precio del petróleo coincidentes con la constatación de que EEUU podría sufrir, si no una recesión, si, al menos, una desaceleración profunda de su economía. Y es aquí donde tal vez tenemos que recurrir al otro oro, el de verdad, para poder justificar las causas de esta combinación. La evolución del precio del oro ha tenido en una serie larga un gran paralelismo con el del crudo. Subió enormemente a principios de los 80 hasta 800 dólares la onza para caer posteriormente hacia el entorno de los 300, donde se mantuvo largo tiempo. Hace unos siete años inició un recorrido al alza hasta alcanzar recientemente un nuevo máximo de 900 dólares.

Oro 2000 – 2008

Las causas para explicar esta alza del oro van desde los riesgos geopolíticos -pasando por la caída del dólar- hasta las dudas sobre la salud del sistema financiero mundial por la crisis de crédito. Como decía Alan Greenspan, «el dinero fiduciario en el extremo puede que no sea aceptado por nadie, el oro siempre será aceptado por todo el mundo». Pero puede que la razón fundamental sea el temor a un repunte de la inflación a pesar de los claros signos de desaceleración en EEUU que podrían extenderse al resto del mundo. Por decirlo de otro modo: puede que los inversores institucionales estén utilizando el oro, y por extensión el crudo, como instrumentos de cobertura contra el riesgo de un repunte de la inflación, como pone de manifiesto las cotizaciones de estas materias primas en los mercados de opciones y futuros.

En conclusión, lo que nos estaría diciendo la evolución reciente de los precios del oro negro y del amarillo, y sus cotizaciones en los mercados a plazo, es que es posible que en los próximos trimestres tengamos que convivir con un mix de desaceleración e inflación, que, como ya hemos dicho en numerosas ocasiones, es el peor de los escenarios. La prueba de fuego la tendremos en las semanas que vienen, ya que si, ante los síntomas cada vez más evidentes de caída de actividad, se mantienen los precios de las materias primas, entonces se confirmaría la tesis de que los mercados ven un escenario de inflación y estancamiento simultáneos.Nuestra principal esperanza en este caso será que los mercados, y no sería la primera vez, se equivoquen.

Por Luís de Guindos, ex secretario de Estado de Economía 

Artículo publicado por El Mundo el Domingo 13 de Enero de 2008 y en OroyFinanzas.com con expresa autorización del autor.

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Sobre el autor

Marion Mueller
Marion Mueller is the an analyst with OroyFinanzas.com.
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