(OroyFinanzas.com) – Los nueve mineros que permanecen atrapados en una mina de cobre y oro ‘Cabeza de Negro’, que se derrumbó el jueves en el sur del Perú, pueden ser rescatados durante las próximas horas. El presidente peruano, Ollanta Humala, que se encuentra en el lugar, logró comunicarse con los trabajadores.
El ‘boom’ de los precios de los metales preciosos y el peso de la minería en el desarrollo de la economía peruana están detrás de la fiebre que se vive por la minería informal en Perú, donde nueve mineros están atrapados desde el jueves en el socavón de una mina ilegal de cobre
El drama de esos mineros de la mina Cabeza de Negro puso sobre el tapete el tema de la minería informal, que se presenta como una ilegal vía atractiva en lo laboral y económico que atrae a más de 100.000 trabajadores en todo el país, según cifras oficiales conservadoras.
“La pequeña minería artesanal, informal o ilegal, es la otra cara del ‘boom’ minero de los últimos 15 años en el Perú, ya que ha tenido un crecimiento muy importante”, dijo a la AFP José de Echave, director de la ONG CooperAcción y ex viceministro del Medio Ambiente en el actual gobierno de Ollanta Humala.
La chispa que disparó el interés por la minería informal se encuentra en el espectacular precio que alcanzó el oro en los mercados en el contexto de la crisis financiera mundial, que debilitó al dólar como moneda de refugio. “La onza de oro pasó de 270 dólares en 2002 a fluctuar entre 1.600 y 1.800 dólares el 2012.
Sin duda, el precio del oro ha empujado este crecimiento”, subrayó Echave. “El núcleo central y factor clave alrededor de la minería informal son los precios internacionales de los metales preciosos, sobre todo el oro”, acotó el investigador.
Perú es uno de los principales productores mundiales de oro (quinto lugar), plata (segundo) y cobre (segundo), y la minería abarca casi el 60% de las exportaciones anuales, que bordearon 30.000 millones de dólares en 2011. El despegue se logró a partir de la década de 1990 cuando el país abrió su economía y atrajo inversiones extranjeras por varios miles de millones de dólares. “Eso llevó a que la minería informal se extendiese en la década de 1990, de sólo cuatro zonas a todo el país, incluso en las inmediaciones de la capital peruana”, indicó José de Echave.
La facilidad con la que la minería informal creció está asociada también a la mano de obra: cualquiera puede trabajar en ella y, a diferencia de la gran minería, no se requiere de mayor especialización.
A las labores de extracción del oro, se sumaron también las cupríferas en un contexto en el cual la libra de este metal se elevó a cuatro dólares.
El gobierno lanzó en febrero una ofensiva para combatir la minería ilegal endureciendo las penas de cárcel con condenas de hasta 10 años para quienes la practican, y otorgando plazos de hasta 6 meses para que los mineros se formalicen.
Esa medida busca hacer frente a la actividad minera extractiva que depreda el medio ambiente. Las autoridades estiman que la minería informal provocó la destrucción de 20.000 hectáreas de bosques tropicales.
La minería está en el origen de la mayoría de los 229 conflictos sociales en Perú de los últimos 12 meses, de los cuales 152 aún están activos. Gran parte de ellos se derivan de problemas socioambientales en relación a la actividad minera, según la Defensoría del Pueblo.
Los últimos conflictos derivaron de la oposición de los mineros informales a los controles del gobierno, dejando tres muertos y decenas de heridos, y a la oposición de las comunidades indígenas en Cajamarca al proyecto aurífero Conga, donde la estadounidense Newmont proyecta invertir 4.800 millones de dólares.
Esta vez la atención mediática en la minería informal se centró por el caso de Cabeza de Negro, un yacimiento artesanal e informal de cobre explotado en condiciones precarias luego que la mina fuera cerrada por sus propietarios.
Este tipo de minería se realiza muchas veces sin medidas de seguridad y de espaldas a la ley, por lo que los derrumbes son moneda corriente. En marzo pasado tres mineros murieron atrapados en un socavón cuando trabajan en condiciones informales en Jicamarca, al este de Lima.
En total 52 mineros murieron en 2011 en accidentes de trabajo, según cifras del ministerio de Energía y Minas, que no diferencia entre las víctimas de la minería informal y la formal.
Fuente: InfoBae, AFP, RCN, EFE
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