Cuidado con la “burbuja del oro”

Nouriel Roubini – Los precios del oro han estado aumentando considerablemente, han superado la barrera de los 1.000 dólares y en las últimas semanas se han ido acercando a los 1.200 dólares por onza. Los “Gold bugs” (defensores del oro) sostienen que el precio podría rebasar los 2.000 dólares. Pero el incremento reciente se parece sospechosamente a una burbuja y sólo está justificado parcialmente por los fundamentales económicos.

Los precios del oro se disparan únicamente en dos situaciones: cuando la inflación es alta y creciente se recurre al oro como protección; y en cuando existe  riesgo de una depresión y los inversores temen por la seguridad de sus depósitos bancarios, el oro se convierte en un refugio seguro.

Los últimos dos años se ajustan a este patrón. Los precios del oro comenzaron a aumentar bruscamente en la primera mitad de 2008, cuando los mercados emergentes se estaban sobrecalentando, los precios de los productos básicos crecían y existía la preocupación de una inflación en aumento en los mercados emergentes con alto crecimiento. Incluso ese aumento fue en parte una burbuja, que se colapsó en la segunda mitad de 2008 cuando la economía mundial cayó en una recesión después de que el petróleo llegara a los 145 dólares y acabara con el crecimiento global. A medida que las preocupaciones acerca de la deflación sustituyeron al temor por la inflación, los precios del oro comenzaron a caer con la corrección de los precios de los productos básicos.

El segundo repunte de los precios ocurrió cuando quebró Lehman Brothers, lo que provocó temor entre los inversores  por la seguridad de sus activos financieros, incluidos los depósitos bancarios. Ese temor se controló cuando el G-7 se comprometió a aumentar las garantías de los depósitos bancarios y a respaldar el sistema financiero. Cuando el pánico disminuyó hacia finales de 2008, los precios del oro reanudaron su movimiento a la baja. Para ese entonces, cuando la economía se deslizaba hacia la depresión, el uso comercial e industrial del oro, e incluso la demanda para productos de lujo cayeron aún más.

El oro volvió a aumentar por encima de los 1.000 dólares en febrero-marzo de 2009, cuando parecía que la mayor parte del sistema financiero de Estados Unidos y Europa estaba cerca de la insolvencia y que muchos gobiernos no podrían garantizar los depósitos ni respaldar el sistema financiero porque los bancos que eran demasiado grandes para fracasar también eran demasiado grandes para rescatarlos.

El pánico disminuyó y los precios del oro una vez más comenzaron a caer después de que se aplicaran pruebas de  resistencia a la crisis a los bancos de Estados Unidos, y que el programa de ayuda para activos problemáticos reforzó más al sistema financiero al eliminar los activos tóxicos del balance de los bancos y de que la economía global tocó fondo gradualmente.

Entonces, sin un riesgo de inflación o depresión a corto plazo, ¿por qué se han disparado los precios del oro nuevamente en los últimos meses?

Hay varias razones que explican por qué están aumentando, pero indican un incremento gradual, con riesgo significativo de una corrección a la baja, y no un aumento rápido hacia los 2.000 dólares, como afirman los fanáticos del oro.

En primer lugar, si bien aún estamos en un mundo en deflación global, los grandes déficits fiscales monetizados están alimentando temores sobre la inflación a mediano plazo. En segundo lugar, una enorme ola de liquidez generada por una política monetaria flexible está impulsando a los activos, incluyendo los productos básicos, lo que a la larga podría fomentar la inflación. En tercer lugar, las operaciones de comercio con divisas en función de las diferencias de tipos de interés financiadas con dólares están presionando fuertemente a la baja a esa moneda, y hay una relación inversa entre el valor del dólar y el precio en dólares de las materias primas: mientras más bajo se cotice el dólar, mayor será el precio en dólares del petróleo, la energía y otros productos básicos, incluido el oro.

En cuarto lugar, la oferta global de oro, tanto existente como de reciente producción, es limitada y la demanda está aumentando más rápido de lo que puede satisfacerse. Parte de esta demanda procede de bancos centrales, como los de India, China y Corea del Sur. Otra parte proviene de los inversores privados que están utilizando al oro como protección contra lo que siguen siendo riesgos de “cola” de baja probabilidad (inflación elevada y otra depresión provocada por una recesión doble). En efecto, cada vez más los inversionistas buscan protegerse contra esos riesgos desde el principio. Dada la oferta inelástica de oro, incluso un cambio pequeño hacia el metal en los portafolios de los bancos centrales y los inversionistas privados aumenta su precio significativamente.

Por último, el riesgo soberano está aumentando –consideremos los problemas a que se enfrentan los inversionistas en Dubai, Grecia y otros mercados emergentes y economías avanzadas. Esto ha reavivado las preocupaciones de que los gobiernos pudieran no ser capaces de respaldar a un sistema financiero demasiado grande para ser rescatado.

Pero, puesto que el oro no tiene valor intrínseco, hay riesgos significativos de una corrección a la baja. A la larga, los bancos tendrán que abandonar la facilitación cuantitativa y las tasas de interés cero, lo que presionará a la baja los activos riesgosos, incluyendo los productos básicos. O tal vez la recuperación global resulte frágil y anémica, lo que conduciría a una aumento de las expectativas a la baja de los productos básicos y a la alza del dólar.

Otro riesgo es que se desarticulen las operaciones de comercio con divisas en función de las diferencias de tipos de interés financiadas con dólares, con lo que explotaría la burbuja de activos que ha causado junto con la ola de liquidez monetaria. Y puesto que esas operaciones y la ola de liquidez están provocando una burbuja de activos a nivel global, parte del aumento reciente del oro también está impulsado por la burbuja, y el comportamiento de manada y el “impulso de arrastre” de los inversionistas presiona cada vez más al alza al oro. Pero todas las burbujas explotan a la larga. Mientras más grande es la burbuja, mayor es el colapso.

El aumento reciente de los precios del oro sólo está justificado en parte por los fundamentos económicos. Tampoco es claro por qué deberían los inversionistas acumular oro si la economía global vuelve a caer en recesión y las preocupaciones sobre la depresión y la inflación descontrolada se disparan. Si realmente se teme un colapso económico global, habrá que acumular armas, alimentos enlatados y otros productos que se puedan utilizar en una cabaña aislada.

Nouriel Roubini es profesor de Economía en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York y Presidente de Roubini Global Economics

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